Sobre la espontaneidad
de tus locuras me gusta reposar mi cabeza,
y mientras
tanto, nuestros demonios juntos ver danzar,
como si
hubieran esperado toda una vida para poder hacerlo.
Por las
aguas turbias de mi imaginación me gusta dejarme llevar,
y
encontrarte allí, perfecto,
como si en
cada instante sin vernos permanecieras junto a mí, intacto.
En la
inmensidad de tus brazos me gusta perderme,
y sentir mi
cordura retorcerse con el roce de tus labios,
como si al
encontrarse tus manos con mi piel todo perdiera sentido,
excepto eso.
08/10/14