- "Que sí, que me has roto... Tengo
una fuga de magia por alguna parte que aún no logro identificar; pero por un
instante, apartaré mi orgullo para preguntarte ya cansada:
¿Cómo amo, mago, cómo amo ahora
después de haber amado entre auroras e irradiaciones de energía? ¿Cómo me
siento igual que como cuando amaba con magia me sentía?
Cómo no ahogarme en incertidumbre y
no perderme en cierta clase de apatía, que me deja aquí, varada, con preguntas
que no me llevan a ninguna parte." -
Se atrevió a decir desde aquel
punto donde, gracias a él, conoció y enfrentó la noche oscura. Ahora, con el Sol
en su cenit, esperaba con la misma
ansiedad una respuesta del mago...
Pero nada. Sabía que no iba a
presentarse. Realmente estaba allí para preguntarse qué debía aprender esta
vez; pues en la ciudad, entre libros y reflexiones, no había conseguido
respuesta alguna.
Fin de otra parte.
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