"Mantenlo en mente" dijo,
para luego irse recorriendo, ahora en reversa, sus pasos antes trazados en la
tierra.
Aquel hombre, que en algún momento
le enseñó a construir un puente para alcanzar el sitio donde se
suponía debía continuar su camino, ahora se marchaba sin muchas explicaciones,
por no decir ninguna; y no fue sino hasta que su figura se desdibujó en el
horizonte que pudo ella darse cuenta que en sus enseñanzas no sólo le había
dado herramientas y técnicas de construcción, sino que también había abierto
nuevas dimensiones que le mostraban ahora un mundo totalmente distinto.
Entró en pánico.
La carencia de sentido de todo lo que
le rodeaba le llevó a pensar en aquel mundo de los ideales. Tal vez, de alguna
forma, ahora estaba encerrada en él. La
naturaleza debió haber percibido como se erizaba cada vello de su cuerpo, la
forma en que se aceleraba su corazón, y en un intento de apaciguar su crisis,
comenzó a susurrar cosas que ahora no entendía, y así, poco a poco, se fueron
transformado en ruido. Una vez más, era Blanca Nieves en el bosque oscuro.
Fin de la primera parte.
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