Desear con todas mis fuerzas haber
estado equivocada.. Convencerme de que todo dependía de mí, y que quizás si
esta vez hacía las cosas de un modo diferente todo iba a cambiar y ser como se
supone que siempre debió serlo. Pero no.
Y busqué protegerme, una vez que
decidí jugar tu juego, intentando anticipar todo aquello que podría pasar y trastornalo
todo.. pero tú fuiste más allá (como siempre) y una vez más me tomaste por
sorpresa.
De modo que conocer la historia y
los personajes no es conocer el final, y desear cambiar el que una vez lo fue,
para bien, solo enreda aún más las cosas..
Y la verdad, no sé en qué momento
me perdí.. para que la guerra que ya había sido avisada terminara destruyéndome
de igual forma.
Que me decías cobarde y decidí
intentar ser valiente, y aquí me encuentro: con mi escudo roto, mi espada
perdida y tantas heridas como oportunidades te decidí dar.
Continuación de post
anterior “Me dices cobarde”
No hay comentarios:
Publicar un comentario